¿Es usted profesional sanitario?

La información que figura en la Guía Galaxia 2022 está dirigida exclusivamente a profesionales sanitarios facultados para prescribir o dispensar medicamentos, por lo que requiere una formación especializada para su correcta interpretación.
Absténgase de entrar en caso contrario.

4.4

Pruebas de laboratorio

Las pruebas de laboratorio más accesibles para apoyar el diagnóstico clínico de anafilaxia son los niveles plasmáticos de triptasa total y de histamina. En la actualidad, la medición de triptasa sérica es la prueba más útil para el diagnóstico de anafilaxia. Debe solicitarse de forma obligada ante la sospecha clínica de anafilaxia, de forma similar a como se realiza una curva enzimática ante la sospecha de infarto de miocardio. Puede elevarse en muestras obtenidas entre los 15 y 180 minutos del comienzo de los síntomas. Se aconseja la extracción de un mínimo de tres muestras seriadas (mejora la sensibilidad y especificidad)66:

  • La primera tras la instauración del tratamiento.
     
  • La segunda alrededor de las 2 horas del comienzo de la crisis.
     
  • La tercera a las 24 horas para tener un nivel basal del paciente, ya que suele recobrar valores normales entre 6 y 9 horas tras la reacción.

La muestra debe recogerse en un tubo vacío o con coagulante, indicado para la obtención de suero (bioquímica general). Debido a la alta estabilidad de la triptasa, puede almacenarse temporalmente en el frigorífico hasta el procesamiento de la muestra. En el paciente pediátrico, la determinación de triptasa sérica está condicionada a la obtención de un acceso venoso.

La concentración normal de triptasa total en suero o plasma determinada mediante fluoro-enzimo-inmunanálisis (Thermofisher) es inferior a 11,4 mcg/L. Un incremento de la triptasa basal del 20% y, al menos 2 mcg/L, se consideraría sugestivo de anafilaxia (triptasa basal x 1,2 + 2) (ej.: si la triptasa basal es de 5 μg/L, un nivel ≥ 8 mcg/L sería sugestivo [(5 mcg/L x 1,2) + 2 mcg/L]67. Si la triptasa basal está por encima de los valores normales de referencia o es superior a 20 μg/L, hay que valorar otros diagnósticos, entre los que destacan la α-hipertriptasemia hereditaria o la mastocitosis asociada a anafilaxia, respectivamente68–70. Por último, está indicada su medición en medicina legal para estudio post mortem. La extracción de muestras nunca ha de retrasar la instauración del tratamiento.

En ocasiones, tras una anafilaxia, los niveles de histamina y triptasa pueden ser normales; esto no es infrecuente en la anafilaxia por alimentos. En este caso parece que la implicación de los basófilos en la reacción es más importante que la de los mastocitos71.

Los niveles de histamina en sangre alcanzan un pico a los 5-10 minutos del comienzo de los síntomas de anafilaxia y disminuyen a los 60 minutos como consecuencia de su rápido metabolismo por las enzimas N-metiltranferasa y la diaminooxidasa, lo que hace prácticamente imposible su utilización en la práctica clínica habitual. Los niveles elevados se correlacionan con la clínica de anafilaxia mejor que la triptasa sérica total. La medición del metabolito de la histamina (metilhistamina) en una muestra de orina de 24 horas puede tener utilidad72. También se ha descrito el aumento del leucotrieno E4 (LT4) en orina en las primeras tres horas de la anafilaxia, y es detectable durante las 6 horas posteriores73.

En un futuro, la posibilidad de utilizar mediciones de otros marcadores de actividad de mastocitos y basófilos como la β-triptasa madura, la carboxipeptidasa A3 del mastocito, quimasas, y PAF, o un panel con estos marcadores en conjunto, podrá ser de utilidad70,74.